Vía Surfing- CAP 10: Mi “amigo local peruano” en el North Shore, Oahu-Hawaii

Por Pamela Álvarez Calderón

——EMPECEMOS ABRIENDO PARÉNTESIS——

La semana pasada les conté sobre algunas cosas que pasan en el North Shore de Oahu, Hawaii y mencioné a un “amigo local peruano” jajaja. Bueno, este “amigo local peruano” se rió de mí por haberlo mencionado de esa manera. Así que, aunque no sé si quiera, creo que me toca presentarlo como mandan las normas jajaja. El es Josfer, hijo de mi entrenador de vóley, pero sobre todo gran amigo de toda la vida, Fernando Padilla, quien nos dejó de manera rápida y sin aviso el año pasado y a quien extrañamos y queremos mucho. Así que para mi Fer y para Josfer va dedicada la columna de esta semana.

——CIERRO PARÉNTESIS——

Josfer vive en el North Shore desde hace años, tiene una linda familia y obviamente corre, así como Nadja y sus 2 hijos: Santiago y Mariasol.

Cuando decidimos ir para allá lo llené de preguntas –las típicas que hace una persona que va a ir por primera vez a un lugar nuevo- y quedamos en vernos. Obvio. Y Josfer también es el culpable de que me robaran mis slaps jajaja. Sí, me pelaron las slaps en el North Shore jajaja

<<<< R E W I N D <<<< Pipeline, dic 2017

Josfer decidió irse del Perú hace varios años y me encanta su historia. De lo que recuerdo que me contó, un día simplemente pensó “¿dónde me gustaría vivir?” Evaluó algunas opciones y dijo, “quiero vivir en Hawaii”. Y así, sin más, viajó y apareció en el North Shore para no irse más. Creo que es una gran forma de tomar decisiones. No pensarlo tanto, guiarte por tu instinto y mandarte. Y le fue increíble, sin duda. Formó allá una familia linda y es un local total, mejor dicho es mi “amigo local peruano” jajaja.

>>>> F O R W A R D>>>>

Luego de unos días de haber llegado, nos pusimos en contacto con él para vernos. Nos recibió en su casa con la típica bienvenida hawaiiana, con collares de flores preciosas y el Aloha respectivo. Fue bravazo!!!! Y el plan era que nos llevara a unas playas caletas, esas que solo conocen los locales, para que Jose y él corrieran. Eso es lo mostro de conocer a alguien local, siempre te puede dar esa visión más real del lugar, menos turística. Y además sin crowd.

Y con los collares de flores puestos, nos subimos al carro y nos llevó por unos lugares caletas y remotos, haciéndonos prometer que no le contaríamos a nadie a dónde nos estaba llevando. Es más, creo que ni nos dijo el nombre de la playa para que no pudiéramos cometer la infidencia de decírselo a nadie, bajo ninguna circunstancia.

Cuadramos la camioneta y lo que vimos fue como una especie de bosque, con árboles muy altos y un camino entre ellos. Caminamos por ese sendero y llegamos a una de las playas más lindas que mis ojos deben haber visto.

Chiquita. Casi virgen. Arena color North Shore –lo siento, pero estoy inventado un nuevo color jajaja-. Mar azul verdoso. Repleta de vegetación. Y el cielo lleno de nubes que parecían algodones blancos. Uy no, increíble!

Josfer y Jose entraron a correr. La ola estába súper adentro, no se veía desde la orilla pero me contaron que era una izquierda súper tubular. Para llegar, se rema sobre el reef que está a centímetros de la tabla hasta que llegas al point. Había como 8 personas nada más, el agua súper cristalina. La vista desde adentro, por lo que me cuenta Jose, es espectacular. Los árboles, la vegetación de la playa y atrás, esos cerros bravazos, gigantes y verdes que te dicen que sí, estás corriendo en el North Shore de Hawaii.

Luego de estar en esa playa, entendí perfecto por qué Josfer no quería que nadie la conozca, espero que hasta hoy la siga disfrutando casi para él solito. Si le dicen paraíso a las playas, debe ser por playas como esta.

Ese mismo día en la tarde, Josfer nos llevó a otra playa caleta.

¡Ganadazos nosotros! Quedaba cerca pero tampoco sé su nombre ni donde queda –solo sé que era en el North Shore-. Esta playa tenía una entrada como un pasillo, entre casas, que te llevaba a la arena. Y justo antes de pisar la arena, había varias sandalias y slaps de diferentes personas. Josfer, Santiago y Mariasol, nos explicaron que era “el lugar de los zapatos”. Las personas los dejan ahí y entran descalzos a la arena.

¡Súper idea! Pero como buena peruana desconfiada, pensé: “¿Normal las dejamos acá? ¿Nadie se las llevará?”. Entonces entendí que estaba llena de traumas peruchos y, sin decir nada, contenta, me las saqué y las dejé junto con todas las demás. La playa era linda, llena de palmeras gigantes, verde por todos lados y casas en la parte de atrás, metidas en la vegetación.

Esta ola también era súper adentro, no me pude ganar con mucho desde la orilla. Adentro había una derecha y una izquierda a poca distancia. La ola también reventaba sobre el reef y el agua era tibia. Jose me contó que vio una tortuga grandota en el mar. Cosas con las que se ganan los surfers.

Cuando estuvieron adentro, habían varios locales corriendo. Y Josfer hizo una presentación amistosa, porque algunos son un poco celosos de sus olas, más si son caletas como esta.

Así que todo bien, Jose fue el “invitado” ese día. Todo fluyó y se vacilaron un montón.

Cuando salimos y llegamos al “lugar de los zapatos”, ¿adivinen qué pasó? Estaban las sandalias de todos, las de todos, menos las mías jajaja. Se habían pelado mis slaps. Sí, peruana choreada en Hawaii jajaja. Fuera de bromas, seguramente alguien se confundió, suelen ser todas muy parecidas. Pero los hechos dicen que una peruana llegó con sandalias a esa playa linda y se regresó descalza jajaja. Cosas que pasan y que se quedan como anécdota para siempre.

Después de unos días, regresamos a esta misma playa, con Josfer y los chicos. Ese día también cumplí la regla de entrar a la arena descalza, solo que decidí no dejarlas en el “lugar de los zapatos”, por si las moscas, preferí guardarlas en mi bolso 😉

Nos vemos el próximo jueves, chau!

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